En el imprevisible mundo actual, la importancia de anticipar escenarios negativos en nuestra organización es cada vez más evidente. Ya sea por catástrofes naturales o crisis sanitarias, las organizaciones se enfrentan a la necesidad urgente de estar preparadas para lo inesperado. Pensemos, por ejemplo, en cuántas empresas sufrieron pérdidas y daños en sus operaciones durante el sismo de 2017.
En caso de una situación como la de un sismo, en donde una empresa presente afectaciones en su operación, infraestructura e instalaciones, la forma estratégica de enfrentar este momento es con un Plan de Recuperación de Negocios (BCP) y un Plan de Recuperación de Desastres (DRP). Ambos entran en juego como una guía que dara claridad y definirá modos de actuación para enfrentar todo el caos que se esté viviendo, esto jugará un rol fundamental para salvaguardar las funciones vitales de una empresa.
El BCP como parte fundamental para la recuperación
Lo primero es comprender que en cualquier momento podemos enfrentar una crisis; las causas pueden ser variadas, como en el ejemplo del sismo, pero podemos pensar también en un incendio, un estallido social o una inundación. Un gran ejemplo fue la pandemia que vivimos a nivel mundial a partir del 2019, donde muchas empresas enfrentaron un cambio radical en su modelo de negocio y forma de operar. Este ejemplo resalta la importancia de contar con una estrategia clara que puede marcar la diferencia entre la supervivencia de la empresa y su completa interrupción, lo que podría conducir a consecuencias fatales.
En caso de una catástrofe, es crucial dar prioridad a la recuperación de toda la operación en lugar de centrarse únicamente en los aspectos técnicos y tecnológicos. Para hacerlo, es necesario contar con el Plan de Continuidad de Negocio (BCP), cuyo objetivo es mantener las operaciones en caso de emergencia.
El BCP concentra los protocolos de actuación, como las áreas que son prioritarias para recuperar, define lugares alternos de trabajo y detalla las personas involucradas en la recuperación de la operación, los puntos de contacto en caso de emergencia, entre otras acciones. Es decir, un BCP integra la gestión de los recursos humanos, los flujos operativos, los procesos comerciales y los activos empresariales en general. Debe ser dinámico y adaptarse a las evoluciones tecnológicas y amenazas emergentes. Considerar tecnologías como la nube y la virtualización, así como evaluar nuevas amenazas cibernéticas, asegura la relevancia continua del plan. Las pruebas y el mantenimiento regular son esenciales para garantizar la eficacia del BCP.
El BCP precede al DRP, por lo tanto, es crucial definirlo previamente.
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Qué es un DRP y para qué sirve
Un Plan de Recuperación de Catástrofes (DRP) es un conjunto estratégico de procedimientos y acciones planificadas y diseñadas para minimizar el impacto que una posible catástrofe pueda tener en nuestros activos tecnológicos. En él se definen los protocolos de actuación para recuperar la operación de TI, permitiendo que una empresa mantenga o reanude lo más rápido posible las operaciones críticas en medio del caos que pueda enfrentar.
Para que un DRP sea efectivo y atienda las necesidades individuales de cada empresa, es esencial personalizar ese plan, ya que cada empresa tiene necesidades y características distintas. El diseño de un DRP debe tener en cuenta diversos factores, como la naturaleza de la empresa, los procesos involucrados en sus operaciones, el nivel de seguridad necesario y los recursos con los que cuenta, entre otros.
Sorprendentemente, a pesar de su importancia, según IDC Online, tan solo en México el 50% de las empresas no cuenta con un DRP. En consecuencia, es imperativo subrayar la necesidad de contar con este plan.
Cómo funciona un DRP
Al considerar las necesidades de cada empresa en particular, se identificarán dos elementos clave: el Tiempo de Recuperación Objetivo (RTO) y el Punto de Recuperación Objetivo (RPO).
- RPO (Recovery Point Objective): Indica el tiempo durante el cual una interrupción puede ocurrir antes de que la pérdida de datos exceda un estimado predefinido aceptable. Es el tiempo máximo tolerable para la afectación en los datos de la compañía.
- RTO (Recovery Time Objective): Representa el tiempo necesario para que una empresa recupere sus procesos después de una interrupción. Se determina la cantidad de datos perdidos, que deben ser reintegrados durante el período de inactividad.
Todas las empresas deben considerar que no solo la implementación de ambos planes es relevante, sino también su actualización, ya que una empresa es un ente en constante evolución. Este último punto determina el éxito cuando se activa.
Por último, me gustaría cerrar resaltando que la capacidad de adaptarse a situaciones imprevistas define la resiliencia de una empresa y su capacidad para mantener operaciones críticas en tiempos de crisis.
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